Te miro a ti, a mi, a nosotros delante del espejo.
Tan cerca el uno del otro y tan lejos a la vez.
Ya solo noto el frío de tu ausencia,
tu magia no me hace efecto
y no puedo continuar.
El reflejo de tu rostro me asesina
y no puedo respirar.
Tus ojos azules, vidriosos no hacen mas que observar,
mis ojos verdes, mi espalda erguida, mi cabello sin peinar.
Pronto me dirás adiós,
y sé que solo podré observar,
como te marchas por esa puerta,
como no lo podré evitar.
Mi magia ya no te hará efecto,
encontraras a una dama de pelo rizado
y me olvidarás.
Pero yo, me quedaré aquí,
mirando, el recuerdo de tu reflejo,
mirando, como cae agua salada
por mis mejillas sonrosadas de llorar.
Y recordando como mi corazón ya nunca podrá sanar.
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